Desde niña siempre he sido muy inquieta y curiosa, amante de la naturaleza y lo artístico y creativo. Siempre me preguntaba el porqué de las cosas y creía que "había algo más”.
Me fascinaba también investigar y cuestionar el comportamiento humano e indagar en el mundo de lo mágico, lo místico, lo astrológico y espiritual.
Con 21 años Me gradué en maestra de educación primaria con especialidad en necesidades educativas especiales. Tras esto, debido a mi espíritu aventurero, salí a trabajar al extranjero y volví para obtener mi plaza como maestra de inglés. Parecía que todo iba bien, todo era perfecto.
Sin embargo, un profundo vacío e insatisfacción permanente me rodeaban allá donde fuera. “No encontraba mi sitio”.
La ansiedad es algo que me ha acompañado desde pequeña, y estar siempre muy hacia afuera, sin parar, y muy poco conmigo y hacia dentro. Todo para no mirar ese mundo emocional al que no quería escuchar y las heridas que un día quise olvidar.
A veces el cuerpo me mandaba señales de alerta en forma de insomnio, sistema nervioso hiperactivado, mareos… y eso me llevó a interesarme por la psicología.
Sin embargo, no era consciente que ese sistema a mi solo me ayudaba a “parchear” y mejorar el malestar, a través de técnicas de relajación o el trabajo exclusivo con la mente
Y llegó 2019 y la pandemia. La vida me frenó en seco. A mi y a miles de personas. Fue un primer despertar de la conciencia. Volví a nacer. Al parar el ritmo (viajes, planes, actividades, reducir carga de trabajo…), no me quedó otra que atravesar el vacío y preguntarme: ¿Quién soy y qué es lo que me motiva en la vida?
No fue fácil pero poco a poco me fui acercando un poco más a esa niña disfrutona que tenía abandonada… mi vida dió un vuelco..
Sin embargo, seguía sin mirar en lo profundo, en mis patrones de comportamiento, creencias viejas heridas grabadas en el cuerpo… seguía viviendo tras una máscara sin yo aún saberlo.
La tensión se siguió acumulando hasta que la vida literalmente me volvió a parar. Esta vez desde el cuerpo en forma de parestesias. Ya no eran “pequeños avisos”.
Los médicos y los distintos fisios y osteópatas a los que fui no consiguieron que mejorara.
Entonces entendí que me tocaba responsabilizarme de lo que ocurría y mirar desde la parte mental, emocional, corporal y espiritual.
Busqué un enfoque holístico y así empecé a asistir a terapia con enfoque bioenergético y comencé mi formación como terapeuta gestalt.
Este enfoque trabaja desde el aquí y el ahora, integrando diferentes disciplinas y la expresión espontánea, y creativa del ser para quitarnos las capas que nos limitan e ir a lo auténtico y genuino dentro de nosotros.
Desde el primer día, empecé a mejorar a nivel corporal y estos dos años y medio que llevo de trabajo personal y formación han supuesto un antes y un después en mi vida.
Aunque no siempre ha sido fácil, y sigo en el camino, puedo decir que me siento mucho más en consonancia y en armonía con mi esencia. Mi yo más real. Me ha despertado de nuevo la creatividad y mi cuerpo y mi mente han encontrado paz.
Ahora utilizo la poesía, el dibujo y la pintura, y cualquier actividad creativa, como medio de canalización y expresión de mi ser, de mis emociones y subconsciente, incluido lo que va más allá de mi.
Esto me lleva a otra de mis pasiones: El baile, expresado como movimiento auténtico y libre. Sacar todo lo que hay en mi interior a través del movimiento, bajar la mente al cuerpo, habitarlo. Hacer que la energía suba y fluya por todos sus rincones.
Y así en este camino de muerte-vida-muerte, me encontré a mi y también uno de mis propósitos en la vida:
“Acompañar en el camino del crecimiento personal para que otras conciencias puedan despertar y reconectar con su mundo emocional desde la expresión de su autenticidad”.
Bienvenido/a